31 mayo, 2007

Cloaca de la historia...

En estos tiempos para vender más, los autores o los editores depende, titulan a los libros de las maneras más extrañas, y más llamativas posibles, solo hay que dar un vistazo a los estantes de las novedades en las librerías, y como dice mi amigo Toupeiro si se anuncian en la tele, ya es palabra de Dios.
Pues para que veáis que esto ya viene de lejos, he encontrado un libro que a mi entender es peculiar.
Se titula: “La cloaca de la Historia” su autor Adolfo Muñoz Alonso, editado por Euramerica S.A.; Madrid; Sin año de edición.
Y pensareis de que va este libro, eso mismo he pensado cuando lo he visto en la estantería del deposito, no os voy a decir lo que me ha pasado por la cabeza. Pero como la curiosidad es mas fuerte lo he cogido para verlo.


Y en palabras del propio autor en la introducción, el libro va de...
“Como el titulo levanta en su expresión demasiados sugerimentos, convendrá que el lector se percate, desde el principio, del asunto que vamos a tratar y de las condiciones y dimensión con que pensamos desarrollarlo....
Me propongo exponer unas reflexiones sencillas, ordenadas y serias sobre el infierno. Eso es todo. Y entre algunas de las frases a mano para designar al infierno, no hemos encontrado otra mejor que la de “cloaca de la historia”, que nos fue sugerida.....”

Aquí tenéis el Indice de la obra, por si alguien quiere profundizar más en ella.
Orientación bibliográfica
Introducción
1.- El vocablo
2.- Origen del infierno
3.- Los primeros pobladores del infierno
a) Doctrina de Suárez
b) Doctrina de San Agustín
4.- La entrada del infierno
5.- Eternidad del infierno
6.-La vida en el infierno
Doctrina de San Agustín
7.- Sin alivio
Doctrina de San Agustín
8.- Localización del infierno
9.- El diablo, Papini y el infierno
Epilogo

30 mayo, 2007

De como los libros deben ser comprados siempre...

Según Ricardo de Bury, no hay que reparar en sacrificios para comprar un libro si se nos ofrece una coyuntura favorable... el propio Salomón nos exhorta a comprar libros de buen grado y a venderlos con repugnancia “Comprad la verdad y no la vendáis”1.
El príncipe de los filósofos, Aristóteles, el que Averroes considera como una regla o medida en la Naturaleza, compró, a la muerte de Espeusipo, algunos opúsculos de este filósofo por 72.000 sestercios.
Platón, mas antiguo que Aristóteles, pero autor de una doctrina mas moderna que la este ultimo, adquirió en 10.000 denarios las obras del pitagórico Filolao, obras de las que sacó su diálogo Timeo, como lo recuerda Aulo Gelio en el capitulo XXVII del libro II de sus Noches áticas. Aulo Gelio refiere este hecho para enseñar a los insensatos de que manera desprecian los sabios el dinero comparándolo con los libros; nos cuenta, por el contrario, la estulticia de Tarquino el Soberbio, que despreciaba los libros, para darnos un ejemplo de la estupidez unida al orgullo: “Se refiere –nos dice Aulo Gelio en el capitulo XIX del libro I de Noches áticas- que una anciana desconocida fue a ver al rey Tarquino, séptimo rey de Roma, y le ofreció la venta de nueve volúmenes que, según ella, contenían los oráculos divinos. Como el precio que exigiera fuera exorbitante, el rey le respondió que, sin duda alguna desvariaba. La desconocida irritada, arrojó tres volúmenes al fuego y le pregunto si quería comprar los restantes al mismo precio. Habiendo rehusado Tarquino de nuevo, volvió a arrojar a las llamas otros tres, y repitió su invariable oferta por los tres volúmenes que quedaban. Estupefacto, el rey se apresuro a aceptarla, dándose por muy satisfecho de adquirir los tres últimos volúmenes por la misma cantidad que le hubiera costado la obra completa; la anciana entonces desapareció rápidamente y jamás se la volvió a ver.”
Estos libros llamados “Sibilinos”, eran consultados como si se tratase de un oráculo divino por los quindecemviri, cuya magistratura data precisamente de este hecho.
Esta hábil profetisa ¿que otra cosa quería sino enseñar al orgulloso monarca que los libros sagrados de la divina sabiduría exceden de toda ponderación humana? Como ha dicho San Gregorio, hablando del Reino de los Cielos: “Vale tanto cuanto tienes”.2


1.- Libro de los Proverbios, Cáp. XXIII,23.
2.- Tantum valet, quantum habes
.

Ricardo de Bury “Filobiblión”, Cáp. III

29 mayo, 2007

Carlo Magno


CAPITULO IX
Del estudio, y obras caritativas de Carlo Magno.

Siendo Carlo Magno instruido en las Artes Liberales, y otras Ciencias Morales, y Espirituales gastaba mucho tiempo en leer Libros: visitaba la Iglesia tres veces al dia,a la mañana, a medio dia y a la noche. Las Fiestas solemnes mandaba cumplidamente honrarlas, distribuyendo mucha cantidad de sus bienes. Era muy caritativo, y limosnero, no solo con sus Vasallos, mas embiaba cada año a Syria, Egypto, y a Jerusalen, repartiendo grandes tesoros a personas necesitadas. En sus comidas, y cenas, siempre tenia, Lectores, que leian cosas de Dios, queriendo apacentar el alma de viandas espirituales, para dar gracias al Criador, quando entendia en dar sustento corporal al cuerpo para conservar la vida; y entre otros Libros, se deleytaba mucho en uno que llaman de Civitate Dei. Tenia por uso a las noches, quebrar a veces el sueño, y pasearse un rato, rezando sus devociones...

Historia del Emperador Carlo Magno, en la qual se trata de las grandes proezas y hazañas de los doce pares de Francia y de como fueron vendidos por el traidor Ganalón, y la cruda batalla que huvo Oliveros con Fierabrás de Alexandria, hijo del Almirante Balán.
Barcelona; Por Antonio Arroque Impresor; [entre 1730 i 1750]

28 mayo, 2007

Discreto amigo


Discreto amigo es un libro.
¡Qué a propósito que habla
Siempre en lo que quiero yo!
¡Y que a propósito calla
Siempre en lo que yo no quiero,
Sin que puntuoso me haga
Cargo de por que le elijo,
O por qué le dejo! Blanda
Su condición, tanto, que
Se deja buscar si agrada,
Y con el mismo semblante
Se deja cansar si cansa.

Calderón de la Barca

25 mayo, 2007

Dos grandes amigos del libro


Choumov
Anatole France ècrivain français chez lui, 1900
Collection Roget-Viollet


Anatole France debe su formación literaria a la librería de su padre, un librero de viejo del “Quai Malaquais”... Las primeras meditaciones del futuro autor de “Thaïs” surgirán bajo la sugestión de aquellos volúmenes...La pasión de Anatole France por los libros ya no se extinguirá jamás, y su simpatía por los libreros del “Quai Malaquais”, comerciantes de cosas espirituales será perdurable. ¿Recordáis las palabras de Silvestre Bonnard? “Todos ellos –dice- son mis amigos, y apenas paso delante de sus tiendas sin llevarme algún viejo libro, que me faltaba hasta entonces, sin que yo tuviese la más leve sospecha de ello.” Y al llegar a su casa, “oye los gritos de la sirvienta, que le acusa de echar a perder todos sus bolsillos y de llenar la casa de viejos papeles inútiles, que atraen a los ratones”.
Triunfalmente, en todo el esplendor de la gloria literaria, el pequeño librero convertirá su villa “Saïd” en una “ciudad de los libros”, en la que estarán representadas todas las épocas del pensamiento y la cultura.


"Napoléon, écolier de Brienne"
Statue de l'élève Bonaparte sur la place de l'Hôtel de Ville de Brienne-le-Château
Oeuvre de Louis Rochet exécutée en 1855

Napoleón Bonaparte nacido para la acción, es como su antípoda Anatole France, un amigo leal, un enamorado del libro. De él puede decirse en verdad que amó el libro en sus días oscuros, en sus días gloriosos, en su descenso fatal, en la soledad trágica de Santa Elena... El libro fue para él un buen compañero – el mejor de todos, puesto que no le engañó ni aduló-, en todas las épocas de su vida.
Mirad la estatua de Rochet.. El humilde estudiante de Brienne aparece en ella pensativo, con el libro abierto en la mano izquierda y la mano derecha sobre el pecho, mientras dirige la mirada a lo lejos, como si sondease el futuro –el futuro, que será para él, la gloria rápidamente conquistada y el infortunio sin esperanza.
Al igual que cuando era estudiante, Napoleón en la paz y en la guerra, no quiso separarse de la compañía del libro. El mismo dice de sus tiempos de estudiante... “Yo vivía como un oso, solo, en mi cuartito, con mis libros. ¡Con que duras economías sobre lo necesario compraba yo aquel poder!. Cuando a fuerza de abstinencias, había reunido dos o tres escudos de seis libras, me encaminaba, con alegría de niño, hacia la tienda de un librero de viejo que vivía junto al Obispado. Frecuentemente iba a visitar sus estantes, cometiendo el pecado de envidia, pues pasaba mucho tiempo deseando antes de que mi bolsa me permitiese comprar.”
El libro fue siempre un amigo predilecto de Napoleón. Su biblioteca portátil, compuesta de un millar de volúmenes hábilmente seleccionados, le acompañaba a través de los campos de batalla. En Santa Elena, la lectura continuó siendo uno de sus raros placeres espirituales. Humillado y abandonado, la lectura mitigaba sus sufrimientos morales, y el libro constituía todavía una de sus contadas ilusiones.

Parte de un articulo de 1927 de Carlos Rahola.

24 mayo, 2007

Son los libros...

Son los libros el arca santa donde se guardan las conquistas del hombre en su lucha por conocer y vencer a la Naturaleza y en su noble aspiración de ir acercándose a Dios. Ellos son manantial de cultura, de ideas, de belleza, de elevadas ansias. Ellos son, a no dudar, los mejores amigos del hombre, amigos que, al contrario de los de carne y hueso, jamás son desleales, nunca inconstantes, jamás aduladores; amigos que se encuentran cuando se los busca; que se los deja cuando place; que no se molestan ni al ser llamados ni al ser abandonados. Amigos que siempre nos hablan con las mismas palabras, aunque ellas martiricen nuestra ambicion o nuestras pasiones.
J. M. Azpeurrutia.

23 mayo, 2007

Cita de Barbeyrac


Los libros gobiernan al mundo. Esto es bastante decir para conocer cuán importante es la profesión del librero.


Barbeyrac

21 mayo, 2007


Los libros tienen los mismos enemigos que el hombre: el fuego, la humedad, los animales, el tiempo y su propio contenido.


18 mayo, 2007

Soneto

Hablar de amor al libro, y en la mente
no evocar a Menéndez y Pelayo,
fuera cantar el esplendor del Mayo
olvidando su flor más excelente.

Mas tú en tus Aforismos, breve ensayo
digno en manos de andar de sabia gente,
nos muestras al polígrafo eminente,
rey del libro, en su culto sin desmayo.

Si la cual él su caudal –desde su infancia
profetica- el hispano se gastara,
lo que en mil fruslerías, en lectura,

en España, vencida la ignorancia,
la afición a los libros prosprerara
y al cenit se elevara la Cultura

Antonio Rubio y Lluch.

17 mayo, 2007

Según Jacinto Benavente


Los libros! Cuando sabemos amarlos, ¡como nos aman ellos tambien a su modo! ¡Como nos revelan su secreto! ¡Cuantas veces un libro, que por ligera lectura juzgamos detestable, se nos descubre digno de admiracion por algun resquicio espiritual, como algunas de esas personas que personas que por todas sus apariencias juzgamos antipaticas, y un dia en un instante de sincera emocion, se nos revelan con grandeza de alma que no sospechábamos!
Es tanta la virtud espiritual de los libros, que aun cerrados nos hablan, y sin leerlos, nos comunican calor de inteligencia. ¡Una gran biblioteca tiene algo de cementerio! Los libros parece que nos dicen: aqui yacemos. Pero como no se pasa nunca por un cementerio sin que el silencio de la muerte no proponga a nuestro pensamiento su enigma indescifrable, asi los libros, al pasar entre ellos, inquietan nuestra curiosidad.

Jacinto Benavente

15 mayo, 2007

Cómo habla el libro al lector

1.- No me abras por simple curiosidad
2.- No humedezcas las yema de los dedos para volver mis hojas. No tosas ni estornudes sobre mis paginas. No me toques sino con las manos limpias. Medita en que, pues podemos encontrarnos nuevamente, te desagradaría verme envejecido, manchado o roto. Así, procura conservarme limpio y lo mejor que te sea posible. En cambio, yo pagaré tu buen tratamiento ayudándote a ser feliz y proporcionándote algunas armas para la lucha por la vida.
3.- No hagas ninguna señal o anotación en mis paginas ni con la pluma ni con el lápiz. Escribe tus anotaciones en un cuaderno bien llevado.
4.- No me levantes en alto tomándome por alguna de mis tapas; y cuando me leas, no te apoyes en mi con los codos ni con los brazos.
5.- No me leas acostado con la cabeza sobre la almohada.
6.- No me dejes abierto ni vuelto del revés, besando con mis paginas la mesa o pupitre. No coloques nunca entre mis hojas un portaplumas, un lápiz ni otro objeto que sea mas grueso que una hoja de papel. Si cuando suspendas la lectura temes no recordar la pagina, no pliegues la hoja ni dobles sus ángulos. Emplea como registro una cinta o una tira de papel, que son señales inofensivas.
7.- Si me tomas de una biblioteca circulante, piensa que no debo acompañarte sino el tiempo estrictamente indispensable, pues solicitan mi compañía y mi consejo a otros lectores. Si me compras, no me ocultes, como oculta su tesoro un avaro; dame en préstamo e los que no me conozcan o no me puedan adquirir, o propaga lo bueno que hayas encontrado en mis paginas.
8.- Recuerda que soy el maestro que instruye sin palabras duras y sin cólera. Si me interrogas, nada que sepa te ocultaré. Y aun si me desconoces, jamás me quejare.
9.- Léeme lentamente y reléeme, siempre con el lápiz en la mano. Discute conmigo procurando ponerte en mi mismo plano mental, sin que tu espíritu este unilaterizado, ni prevenido intelectual o afectivamente por el sistema, y sobre todo, que razones para averiguar la verdad, no para triunfar sobre mi o sobre los que te combaten, ni para que te regocijes en hallarme defectos o yerros.
10.- Cuando me veas en una vitrina y no sepas quien es mi autor porque no esta precedido de fama, no me desprecies. Cómprame y léeme.

H. Maxon.

14 mayo, 2007

Los libros segun Bury

No haya fin en la multiplicación de los libros.
Amar los libros es lo mismo que amar la sabiduría.

Ved en los buenos libros otros tantos maestros que os instruyen sin disciplinas ni férulas, sin palabras duras o coléricas, sin pediros regalos ni dinero. Si os aproximais a ellos, no duermen; si les interrogais con escrutadora mirada, nada os ocultan; si los desconocéis, no se quejan, y si sois ignorantes, no os reprenden.
Es en fin, el libro, luz del entendimiento, fuente de sabiduría, paz y goce del alma, fraternal amigo del hombre, templanza de las pasiones, consuelo en la tribulación, recreo y descanso en la fatiga, firme sostenedor del animo abatido, gentil bagaje para caminar animosamente por el arido camino de la vida, sabio y fiel compañero que guia y aconseja, enseña y corrige.

Richar de Bury

08 mayo, 2007

Gloria a Juan Gutenberg


LA IMPRENTA

Es la imprenta un arpa de mil cuerdas cantadoras
cada cajista pulsa las letras de un teclado,
y son las cajas juntas un orfeón sagrado,
un alto concertante de voces zumbadoras.
**
Lo mismo que en atriles de varas brilladoras,
se extienden las cuartillas en haz alborotado,
y ajustan los cajistas el coro complicado,
que en ellas escribieron las plumas pensadoras.
**
Después que como un ara, recibe la platina
y encierra en su custodia la forma peregrina,
pasa a la activa máquina de estrépito jocundo.
**
Relincha el gran Pegaso de hierro sus escalas,
imprima la hostia insigne de letras en sus alas,
y, comulgando frentes, le dan la vuelta al mundo.


Salvador Rueda (1922)


*Salvador Rueda Santos (Benaque, Málaga, 3 de diciembre 1857- Málaga, 1 de abril 1933), periodista y poeta español.

Cita de Mateo Alemán


Esta ventaja hacen por excelencia los libros a los amigos: que los amigos no siempre se atreven a decir lo que sienten y saben... y en los libros está el consejo desnudo de todo género de vicio.
Mateo Alemán

07 mayo, 2007

Alfonso V


Los libros son entre mis consejeros los que mas me agradan, porque ni el temor ni la esperanza les impiden que me digan lo que debo hacer.
Alfonso V de Aragón

04 mayo, 2007

Novedad editorial....

He encontrado esta reseña, que informaba en 1901 de la publicación de un libro, como remedio contra la melancolia de la epoca, ahora lo llamamos estres, pero en el fondo es lo mismo.

LIBROS NUEVOS

Viajes morrocotudos, por Juan Perez Zuñiga; ilustraciones de Xaudaró. Madrid

Los aficionados a la literatura festiva tienen nueva ocasion de recrearse y olvidar penas con este libro que el conocido escritor Sr. Perez Zuñiga acaba de publicar. Dicho el nombre del autor no es necesario hacer recomendaciones de su obra. Viajes morrocotudos constituirá una serie de varios volúmenes, en los cuales se relataran las múltiples, variadas y graciosas peripecias del viaje emprendido por Perez Zuñiga y Xaudaró en busca del “trifinus melancolicus”. Seguramente las jornadas sucesivas del viaje no viviran mucho tiempo en los escaparates de las librerias, porque son un excelente remedio contra la general melancolia que en la actualidad se padece.

Las Provincias julio 1901

03 mayo, 2007

Poema al libro


Discreto amigo es un libro.
¡Qué a propósito que habla
Siempre en lo que quiero yo!
¡Y que a propósito calla
Siempre en lo que yo no quiero,
Sin que puntuoso me haga
Cargo de por que le elijo,
O por qué le dejo! Blanda
Su condición, tanto, que
Se deja buscar si agrada,
Y con el mismo semblante
Se deja cansar si cansa.

Calderón de la Barca

01 mayo, 2007

El codice de Benediktbeuern



El cancionero de Benediktbeuern, conocido también con el nombre de Carmina Burana -carmina, del latín carmen, canto; y burana, por el lugar donde se encontró- consiste en una serie de composiciones poéticas medievales que fueron recopiladas a principios del siglo XIII en el monasterio bávaro de Benediktbeuern, cerca de Munich. El códice engloba alrededor de trescientas obras escritas en latín, aunque también podemos encontrar algunos poemas, los menos, en alemán. Parece ser que las piezas se compusieron un siglo antes de que fueran compiladas por un colector desconocido que, a la vista de los resultados, poseia gustos muy amplios y exquisitos.Los expertos atribuyen la autoría de este cancionero a los goliardos, estudiantes o clérigos errantes que deambularon por tierras galas, inglesas y germanas. A pesar de que la mayoría de las composiciones son anónimas, algunas piezas se encontraron en otros cancioneros contemporáneos, como los del Arcipreste de Hita, Pedro Blois y Galtero de Chétillon. Aquellos vagabundos, que se decían seguidores de un supuesto obispo Golias, escribían poemas satiricos en los que arremetían contra la figura del Papa y la Iglesia, o el poder del dinero. Otros cánticos ensalzaban la vida en las tabernas y cantinas, como puede comprobarse en In taberna quando sumus, o el ocio y el amor -Omittamus studia-. En ocasiones, los goliardos retocaban los textos litúrgicos, que transformaban en himnos lúdicos o en invocación dirigida a la fortuna. Algunos poemas del Carmina Burana, como Dum Dianae vitrea y Vacillantis trutine, pueden considerarse obras maestras dentro de su género, por su riqueza de matices y el derroche de sentimientos.
El compositor alemán Carl Orff compuso en 1937 una obra sinfónica basada en este cancionero, llamada también Carmina Burana.